martes, 17 de julio de 2007

Una sonrisa de chocolate


Soy una persona muy dulcera y mi gran debilidad es el chocolate. Me encantan los chocolates en barra, confitados, galletas de chocolate, trufas de chocolate y como el chocolate es lo que más me gusta, cuando voy a visitar o a encontrarme con algún amig@ procuro tener uno para invitarle como detalle. Algunos lo aprecian y hasta dicen que estaban necesitando un chocolate, otros no dicen nada, a veces ni gracias, pero no es esa la razón que me hace compartirles un dulce, para mí es casi un hábito hacerlo y sin ningún interés, no lo aprendí de ningún lado pero así soy.

Hoy compré un paquete de chocolates con la única intención de compartirlo con mis amigos, pero decidí hacer algo distinto, decidí dárselos a las personas que por casualidad me encuentre hoy en mi vida. Me tocó invitarle un chocolate a una farmacéutica, a dos señoras que tienen una tienda de ropa, a algunos choferes de micro, a algunas personas del micro, a una recepcionista y a algunas personas del correo. Finalmente me encontré a un grupo de amigos que dieron a los chocolates.

Recién me puse a pensar que para esas personas de las cuales no conozco ni sus nombres tal vez ese breve fragmento de sus vidas pudo significar algo bueno, quiero pensar que al recibir ese pequeñísimo detalle de una persona extraña fue un símbolo de que no todo está tan mal.

No quiero que parezca que estoy vanagloriando lo que hice, es sólo que pienso que a veces una acción insignificante puede ser el acto que cambie el humor de esa persona ese día o al menos dibujarle una sonrisa y quien sabe si no se contagia y comparte ese chocolate con alguien más.

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