Manos de Naranja

Hoy compré un jugo de naranja de uno de esos carritos que todos hemos visto por la ciudad (bueno a menos que seas ciego y si lo fueras no estarías leyendo, asi que buenas noticias... no sos ciego), al entregarme el vaso con jugo el señor rozó mi mano con la suya, no exagero al decir que tenía la textura de un ladrillo, mi primer pensamiento fue que aquel señor por ser hombre, no humectaba sus manos con cremas, luego usé mi cerebro y deduje que tenía las manos así por que todo el día está manipulando naranjas, pelándolas, exprimiéndolas, botándolas, etc. Sentí (no se creo que compasión) porque un trabajo que se ve tan sencillo, le puso las manos a merced del ácido de las naranjas secándoselas y quitandoles propiedades necesarias para la piel.
Creo que muchos trabajos que parecen simples y cubren nuestras necesidades, son sacrifidaos y dolorosos y no son cualidades que esten a la vista.
Hoy una mano de naranja movió mi cerebro y tocó mi corazón.